Calavera” (Mateo 27:33); estaba en un monte fuera de Jerusalén, pero no muy lejos de la ciudad. Acompañándole en su muerte hubo bastante gente; algunos de ellos por amor, pero la mayoría por motivos menos loables: curiosidad, morbosidad y hasta odio. De todos ellos habla este libro: de las personas que estuvieron ante la Cruz. Pero no se trata de un relato meramente histórico, sino del mensaje —siempre vigente— de esa historia: De todas aquellas personas que estuvieron aquel día ante la Cruz, ¿a cuál de ellas
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